martes, 7 de julio de 2015

Y si ahora... el amor

Parecía como si el amor fuera eso que él le estaba enseñando tan rudimentariamente.

No le había enseñado la espera así, tan al límite.

Y ella se había olvidado lo que se sentía cuando el cuerpo no podía con el deseo.

Se lo había olvidado o nunca lo había experimentado. Seguramente no importe.

Si importó que, incluso antes de que se consumara mas allá de un beso, le dieron ganas de contárselo a su papá.

No fue como esperaba.  Pero fue algo nuevo. Volvió a ser una niña que tiene un padre, aunque casi nunca lo tenga. Y mientras lo escuchaba decir cosas que no importaban, se le hizo un nudo en la garganta y casi llora.

No puede creer que así, con 30 años ya bastante pasados,  viva momentos de volver a ser una niña. Vuelva a buscar el refugio de su papá ante el terror -y el placer- que le causa sumergirse en algo tan desconocido como el amor.

Es el desconocimiento de lo conocido, de lo vivido, de lo deseado. Que cambia la piel cada vez, que se empieza -pareciera- de cero, ante cada paso testarudo que nos impone eso que llamamos la vida.

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