domingo, 20 de noviembre de 2011

Susurros


reencontrar mi voz
que se quiebra ante cada palabra
volver a atar los pedazos rotos
que se pierden con cada lágrima
enhebrar el hilo
cerrar la herida
¿podrá cicatrizar?
¿volverá a ser mi voz?
¿será otra?
¿será?

lunes, 14 de noviembre de 2011

Tiempo


Tiempo. 
Perderlo en un viaje sin destino.
Encontrarlo detenido en un pueblo gris y verde.
Verlo pasar lentamente,
verlo irse.
Y una permanece.
Sola.
En un pueblo gris y verde donde se detiene
el tiempo.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Sin permiso

Se desvaneció por tercera vez, y si dependiera sólo de mí, sería la definitiva. 
Otra vez toda la vida se desmoronaba, todas las partículas de felicidad que me sostenían casi artificialmente fueron a parar a la nada al momento de escuchar su voz en el teléfono, "si te interesa nos vemos a las tres", "después charlamos de seis a ocho que a las nueve se va el colectivo"
Y evidentemente el problema es mío que seguía inventando no sé qué cosa que podía pasar que no iba a pasar, que sabía que no iba a pasar. Tres veces la misma piedra Letizia, 3 veces!

Del otro lado ya no puede quedar más nada, no tiene sentido. No tiene sentido esto que escribo, no tiene sentido ninguna novela, no tiene sentido enamorarse de una mujer así. Pero sucede.

Será cuestión de vivir con lo (poco) que me da la realidad. De salir de un golpe, de una patada, del mundo de fantasía de una vida con ella. Y lo que queda da angustia, y una cae en una especie de conformismo vulgarísimo, escéptico, y mejor casi estar sola, con mis libros, con mis palabras, con las palabras de otros que llenan huecos con vidas de otros, que tampoco existen, pero que alguien tuvo el valor de conjurar.

Me queda tu libro de la soledad, me queda claramente eso de vos, no podía ser de otra manera. "Yo soy tu soledad" que ahora entiendo en su cinismo completo. Vos sos mi soledad querida, y hoy, ahora, luego de cortar el teléfono, desearía olvidarte.