Mostrando entradas con la etiqueta Mujeres. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mujeres. Mostrar todas las entradas

jueves, 9 de octubre de 2014

Saudade


llevo en la sangre el mar
la tristeza
el retirarse y volver
eterno
de las olas

y el tiempo
y la distancia
y el amor

llevo en la sangre el mar
y la sal
y el llanto de mil mujeres
que habitaron el mundo
que sufrieron el mundo

que lo cambiaron

que nos dejaron la tarea
de hacerlo de nuevo
y las manos rotas
y un jardín de Edén

lleno de espinas

llevo en la sangre el mar
la melancolía
y el goce del dolor
que me mantiene viva
que me endurece la piel

domingo, 13 de abril de 2014

Fantasmas II

La nube de color rojo, el deseo
que ocupa cada vez más espacio
me apuñala
desde adentro
me retuerzo

sangran las viejas heridas
y me relamo de nuevo
por las noches
como una gata en celo

el precio de ser
de convertirse en una
de encontrarse

lo que se niega a resignar

Porque costó lágrimas
gritos
desgarros
el pecho cerrado
la sangre en un puño
hirviendo
               entonces
               mujer
no se resigna
no se deja al costado de nada
no se escupe la sangre que corre
no se arranca la piel que se vuelve a formar
se cubre la carne ardiendo
se siguen lamiendo heridas
se grita con la voz
que tanto costo encontrar

(para poder volver a sangrar
al día siguiente)

domingo, 30 de marzo de 2014

Fantasmas






















Escuche de una amiga que a medida que uno se pone mas viejo, tiene menos ganas de estar solo. De estar sola.
Porque no es lo mismo la soledad de la mujer. Porque es mejor, mas libre, mas profunda, la soledad de las mujeres.
Porque no es la soledad de los hombres sino mas bien su antítesis.
Por que por eso mismo es tan grande el peligro de que se haga eterna, absoluta.
Porque la soledad de las mujeres, cuando no existe, es la compañía, así profunda, recuperando el sentido del término, de otras mujeres que arden junto a nosotras. De otras mujeres que viven, sufren, sienten, disfrutan, su soledad. Y no quieren estar solas.
Y a los 30 años ya se siente así. Y se tiene un poco la certeza de que va a ser así, en ascenso, a medida que nos corran los años, que nos persiga la vida. La vida de mujer, de heroína frustrada por una época que no es de héroes, o que no fue.
Y tal vez nos quede la esperanza, cada día menos utópica, de que puede serlo. De poder volver a disfrutar de la soledad. No solas. Rodeadas de fuego, de bronca que quiere el aire, de la sangre de otras mujeres, de otros hombres, de nuestra propia sangre, que le de vitalidad, al sentido de nuestra existencia: la vida común, libre, individual, sola, pero común, de cada alma que puebla este maldito mundo que nos hace sentir solas.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Hogueras


Con  el desgarrador grito de las contradicciones
de la carne que arde
tanto que hay que arrancarla
                                                    de a jirones
para tirarla 
a alguna hoguera de las que hacen cenizas
para resurgir
para renacer
para volver a pisar

como uno puede
sobre arena 
                     tal vez
pero con los pies
con mi pies
que ahora son de barro
pero que vuelven a fundirse en plomo
con el calor de las mujeres
que danzan alrededor
de mi carne que arde