martes, 16 de septiembre de 2014

Un hallazgo (sobre el lenguaje que nos reconcilian con el pasado)

Empieza con Macedonio. Sigue en la infancia donde perderse era "encontrar, después del miedo, la certeza de que perder una camino es descubrir otro".
La pluma fascinante, como un embrujo, de Germán García en Nanina y una imagen que ya aparecio dos veces en una misma semana: "La figura de la pelota en el aire fue parte de nuestro lenguaje de signos invisibles a los mayores". El lado oscuro del corazon empieza con Dylan Thomas y de nuevo la imagen: "La pelota que arroje cuando jugaba en el parque aun no ha tocado el suelo".
Y aca andamos, pasados los 30, reconciliandos con nuestra infancia, con el pasado.  Una buena forma de poner sobre los pies la angustia que dejó Alan Pauls con su novela.

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