jueves, 18 de septiembre de 2014

Anamnesis


De golpe, la enfermedad se retira de tu cuerpo. Se fue la fiebre, se fue el dolor. Se retira y te deja tu cuerpo, así como es. Se retira y te deja con vos. Con tu cuerpo. Húmedo tu cuerpo, excitado tu cuerpo. Un cuerpo que desea, pero no. Un cuerpo que quiere ser deseado, pero no. Un cuerpo sin deseo.
Se retira y te deja con vos. Y por tu cabeza se traviesas las ideas, que aclaran, que confunden. Como aviones que se estrellan las ideas en tu cabeza. A tanta velocidad que ya no las podes escribir.
Y tenés que escribir o morir. No podés vivir sin escribir. Sin esas ideas, que aparecen. ¿Y si es amor? Y si fue amor todo este tiempo? Y tu cuerpo que desea. Sola. Y tu cuerpo que desea y se descompone por dentro. Y no hay nadie ahí para sanarlo. Estás vos. ¿No hay nadie? No está quien tiene que estar, ¿por qué tiene que estar? Quedó un pagaré del amor, una deuda que cobra intereses todos los días. Una deuda que te descompone el cuerpo por dentro.
Pero se fue la enfermedad y ya no estás triste como la noche anterior. Estás sola, como la noche anterior, como muchas noches anteriores. 
Las ideas como bombardeo, algunas te mataron, a otras las resististe, y las escribís. Como se pueda las escribís, como te animás las escribís.
Y escapar fue escapar. Pero fue conciente. Te fuiste de una vida posible que no era la vida que querías. Te fuiste del pasado, del pueblo, de la familia, te fuiste y volvés, una vez cada tres meses. Volvés y reafirmás. Escapar no es escapar cuando uno sabe a dónde va. Aunque no siempre llegue a donde sabe que va. Aunque llegue un poco, aunque en el camino quedó tu cuerpo, y el deseo. ¿Y si es amor?

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