jueves, 7 de febrero de 2013

Amen



Por qué condena
a una vida para otros?
Al camino bloqueado una, dos,
tres veces
El destino más que claro
bien oscuro
repleto de soledades
muchas
no una, no dos
todas las soledades
que podés soportar
Y vas a soportar
porque no sabés
porque no querés
evitarlas

Aunque duelan

y duelen
más que las espinas
duelen puñal
duelen amor
duelen

sábado, 2 de febrero de 2013

Cartaexorcismo

Voy a escribirte lo que no te puedo escribir, lo que no te llego a decir.
Ojalá lo leas
Así, de a poco. Día a día de ¿paciencia?
Que puede terminar hoy. Siempre puede terminar.
Pero casi como el sueño de Casandra, se que no va a terminar hoy.
Mientras, te exorcizo en una carta ¿de amor?

Tus ojos hablan, y eso creo que fue lo que más me gustó de vos. Pero ahora no entiendo, o no quiero entender, por qué cambió lo que dicen. Por qué ya no veo esa mirada de la primer noche, que me bajó tanto la guardia. Tu mirada llena de entusiasmo, tu alegría del día siguiente, tus caricias mientras dormía.

Es eso tan simple que pido. Gustarte, hacerte sonreír solo, no es mucho... eso que hace sentir tanto, que te llena de luz un día, que te provoca una fiesta en el cuerpo, en los sentidos. Me generás eso: pequeños cambios que hacen bien, que hace mucho nadie generaba. 

Eso, que es el amor que no es amortodo, que es el amor en los detalles, en un beso, en una mirada, en una caricia, en una charla. El amor haciendo el amor.

Te dije que lo interesante que tenés es que me dejás pensando cosas interesantes, es esa combinación extraordinaria de conexiones tan distintas como el sexo y las palabras.

Te vas y te quiero escribir, te vas y me dejás como un vacío. Un vacío no triste, pero vacío de vos, que me dejás con ganas de más. Como una espera a que un día digas despierto que estás enamorado de mí, que lo digas así, con ese mismo tono, con esa gravedad, con esa seguridad.

jueves, 31 de enero de 2013

Cuando

Necesito saber
Si vale la pena
Volver a abrir viejas heridas


Necesito sentir
Que te gusto
Un poco más
Que sólo un poco


Tanto para echar a patadas
Ciertas convenciones sociales
De estar cuando hay que estar
Y dar palmaditas en el hombro
Para estar cuando nadie se da cuenta
Y hay que lamer
Nuevas y viejas heridas

domingo, 20 de noviembre de 2011

Susurros


reencontrar mi voz
que se quiebra ante cada palabra
volver a atar los pedazos rotos
que se pierden con cada lágrima
enhebrar el hilo
cerrar la herida
¿podrá cicatrizar?
¿volverá a ser mi voz?
¿será otra?
¿será?

lunes, 14 de noviembre de 2011

Tiempo


Tiempo. 
Perderlo en un viaje sin destino.
Encontrarlo detenido en un pueblo gris y verde.
Verlo pasar lentamente,
verlo irse.
Y una permanece.
Sola.
En un pueblo gris y verde donde se detiene
el tiempo.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Sin permiso

Se desvaneció por tercera vez, y si dependiera sólo de mí, sería la definitiva. 
Otra vez toda la vida se desmoronaba, todas las partículas de felicidad que me sostenían casi artificialmente fueron a parar a la nada al momento de escuchar su voz en el teléfono, "si te interesa nos vemos a las tres", "después charlamos de seis a ocho que a las nueve se va el colectivo"
Y evidentemente el problema es mío que seguía inventando no sé qué cosa que podía pasar que no iba a pasar, que sabía que no iba a pasar. Tres veces la misma piedra Letizia, 3 veces!

Del otro lado ya no puede quedar más nada, no tiene sentido. No tiene sentido esto que escribo, no tiene sentido ninguna novela, no tiene sentido enamorarse de una mujer así. Pero sucede.

Será cuestión de vivir con lo (poco) que me da la realidad. De salir de un golpe, de una patada, del mundo de fantasía de una vida con ella. Y lo que queda da angustia, y una cae en una especie de conformismo vulgarísimo, escéptico, y mejor casi estar sola, con mis libros, con mis palabras, con las palabras de otros que llenan huecos con vidas de otros, que tampoco existen, pero que alguien tuvo el valor de conjurar.

Me queda tu libro de la soledad, me queda claramente eso de vos, no podía ser de otra manera. "Yo soy tu soledad" que ahora entiendo en su cinismo completo. Vos sos mi soledad querida, y hoy, ahora, luego de cortar el teléfono, desearía olvidarte.